La lluvia llega,
muchos huyen
sin nada que temer.
A mí su frío me llama,
me refresca.
Sus gotas sutiles
o a veces violentas
me acarician,
me alientan.
La acompaña
una leve oscuridad,
ella llega
y opaca el día,
se torna el centro de atracción.
Suena
arrítmicamente,
es a mis oídos
una melodía.
Llega,
cambia el paisaje a su antojo,
tiene el poder.
Puede ser tan breve y violenta
como larga y sutil.
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